Mil y
una formas de amar
Cuanto estando en Londres la
Revista me propuso aquél artículo, no puedo ocultar que me sentí incómoda.
"No podemos negar, que
ciertos tabús y esa tendencia natural de las personas a las etiquetas y
clichés, nos invitan a generalizar e incluso a menospreciar todo cuánto se
aparta de las rígidas formas y maneras de nuestra encasillada conducta.
Lo cierto es que lo que
primero que se me antojó escribir fue, tomando prestada la idea de Manuel Gómez
Pereira, ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?.
Aquella comedia, demasiado
basada en equívocos sexuales y con un reparto por todos conocida, me invitó a
reflexionar sobre si en ciertos ambientes, se compartía el amor o el sexo.
La natural e inexcusable
tendencia del buen periodista a investigar y documentarse antes de publicar, me
invitó a reflexionar y decidí que, antes de poner título a una historia,
debería conocer las inquietudes y experiencias de algunos de sus protagonistas.
Me sorprendió y aún me sorprenden,
algunos de los sentimientos, y digo bien, que incitan desde la oculta
intimidad, a vivir experiencias, sin duda especiales".
... Mientras escribía su
artículo, sonó el teléfono del despacho y antes de descolgar, percibió en el
ambiente que en la redacción, algo estaba pasando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario