Cartas
de amor
No sabría elegir entre las dos
cartas de amor que en cierta ocasión llegaron a mi poder, quizás deba ser el
lector quien se pronuncie, aunque creo con sinceridad que sólo sus
destinatarios pudieron encontrar el verdadero amor que se desprendían de sus
palabras.
La primera se encontraba junto a
una rosa, en el interior de un solitario sobre blanco junto a las vías muertas
de una estación de tren. Decía:
"Vivió sintiendo
y sintió amando,
murió viviendo.
Sólo me queda...
sentir su muerte,
vivir sin ella,
vivir su ausencia,
amar por ella."
La segunda contenía tan sólo dos
palabras, dos palabras escritas por mi propia pluma a solicitud de un anciano
solitario que conocí en un pueblo sevillano. Tras contarme su desdicha por no
saber, ni leer ni escribir, me imploró que depositara junto a la tumba de su
mujer amada fallecida hacía 56 años, tan sólo dos palabras:
"Te quiero"
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