Almas
Sus ojos verdes se ocultaban tras
el tejido en twill de seda. La suavidad de su tacto escondía la intimidad de su
cuerpo desnudo a su mirada. Sentía los 200 hilos de las sábanas y las mullidas
plumas sobre las que se abandonaba.
Percibía la oscuridad de la noche, los
rincones mágicos de Sevilla, la fragancia de sus calles, el aroma del rocío en
las flores.
Disfrutaba de las formas, de la
luz, de las transparencias y de los movimientos de las sombras.
Descubrió su tacto y sus íntimos
aromas, la presión, el calor y el frio de sus manos, la suavidad de su piel y
el sabor de sus labios, su contacto, sus caricias, sus besos.
Abrió su cuerpo a los placeres y
la mente a sus íntimos deseos.
Sintió su cuerpo, sintió dentro
su alma. Se dejó poseer para compartir su esencia y lo sintió en ella.
...
No hay comentarios:
Publicar un comentario